Cual oleaje tibio cúbreme,
hasta atiborrar los sentidos
en esa pleamar lasciva,
adictiva, fascinante.
Sumergida en tu virilidad
seguiré siendo la diosa
del piélago de pasión,
que nos embriaga.
Dejémonos llevar
en este bamboleo,
olas que van y vienen,
resaca estimulante,
efervescencia del alma.
Y en plena bajamar
sentir el efluvio
de secreciones amalgamadas,
complacencia en la mirada
y ese beso con sabor a ti,
a mí, a sal, a mar
Mathmer 2015
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