Perdóname por no decirte lo
que siento,
por tanta cobardía
concebida
y es que el miedo a tu
rechazo
me lleva a verte como una quimera.
Hazme entender que estoy
errada
y que al correr a tus
brazos
seré correspondida.
Convénceme de ser feliz
y no fallecer sin tocarte,
sin expresar y exteriorizar
que eres el oasis en mi
desierto,
la estrella que ilumina mis
noches,
el agua que empapa mi ser,
la melodía que llega a mi
balcón
para conciliar el sueño,
y sentirte aunque sea un
poco mío.
Mathmer 2012
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