Entre el mar y las flores
he dejado colgados mis
sueños de mujer,
esa fibra mágica de mi
sentir,
desbordada en afectos y
sonrisas
que he ido regando a mi
paso.
Sencilla como la sutil
brisa de la alborada,
perseverante como el agua
que busca su cauce a través
del tiempo,
sincera como esa niña
que no ha aprendido a
mentir,
trasparente cual manantial
que ahuyenta y mitiga la
sed.
Soñando con ese amor
que habita en los cuentos
color rosa,
prendida a la infinitud del
horizonte
tratando siempre de
alcanzarlo,
de hacerlo mío, ¡Que
hermosa quimera!
irreal pero fascinante.
Entre el mar y las flores
he de encontrar el norte,
cabalgaré sin descanso
derribando los temores
que ahogan mi existencia
liberando el alma y los
sentidos
de fantasmas y recelos.
No más color humo en mi
camino,
solo verdes, azules y carmesíes,
con aromas a sal, tierra
mojada
a jazmines, rosas y lirios.
Entre el mar y las flores
bordaré mi abrigo de sol
y pétalos multicolores,
hilos de oro y plata
que he de robarle a la
luna,
mientras tarareo ese adagio
que compuse esa noche,
noche de pasión bajo la
lluvia.
He de seguir soñando,
el amor real no fenece,
aún en la más abominable soledad,
esa compañía ausente está,
se vive, se siente, sigue
presente
en cada ola, en cada pétalo
fragante,
en el ring ring del
amanecer
colándose por la ventana.
Entre el mar y las flores…
La melancolía hace
estragos,
deseando ser la caracola
que entre susurro
cuente los misterios de ese
mar
o ese diente de león que
vuela libre
en busca de tierra fértil.
Mathmer 2015
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