jueves, 8 de septiembre de 2016

TRES DÉCADAS



Tres décadas viviéndote,
amándote, admirándote
sintiendo desde tu llegada
que serías grande, noble y bella.
Aun siento tus labios en mi pecho
y tus manitas acariciarme.
Tres décadas sabiéndote feliz,
en la concreción de tus sueños,
en cada uno de los pasos que dabas
en busca de un mejor mañana.
Te nos adelantaste en la vida
dejando un hondo vacío,
un dolor sin parangón,
una herida que carcome el alma
y nos hace indefensos.
Aceptar que te fuiste es absurdo
porque sigues viva en el pensamiento,
y en los corazones de quienes
fuimos y seremos parte de ti.
Las persianas de mi rostro se cierran,
de mis ojos sigue manando
ese líquido salobre y no hay consuelo,
la película se repite una y mil veces
y solo escucho y siento
la despedida de ese día infausto
y sigo esperándote con este afecto
que más de amiga-tía-madrina
se transformó en amor de madre.
Tres décadas, tres últimos meses
de disfrutar de tu compañía,
de tu sonrisa, de tu alegría,
y ahora lo que me resta de existencia
será para mantenerte a mi lado,
con tu presencia ausente.
Cuanto duele tu partida mi niña grande.

Mathmer 06-09-2016