Irrumpes en mi lecho cual ladrón de amor
buscando recorrer cada parte de mi
que silente pero ansiosa te espera
con dedos-manos despejas el sueño
para sumergirnos en un raudal de pasiones.
Hay besos que se hacen sempiternos
y ahogan los gemidos del momento
en ese juego de lenguas-labios
profundo, sensual, ardiente y sutil a la vez.
Pides no cese a las caricias
que se extienden por tu espalda
deteniéndose al final de ella
con caricias seductoras e insinuantes.
Todo se transforma en un cielo inmenso
con la luna de cómplice, susurro y te vas
hasta ese cielo, llenando de tu esencia
mis entrañas que hoy te sienten más mío.
Gemidos, caricias, sonrisas
dan respuesta al esplendor de lo vivido
y en un abrazo nos preparamos
para iniciar otro recorrido.
Mathmer 2012
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