Remontar fronteras en pro de la
felicidad es el más reiterado de los sueños de mujer, de esa paz que le
abrigue, de erradicar de su vida todo aquello que pueda tornar sus días en
color humo.
Liberarse de ataduras que la ahoguen, de
gente tóxica que sólo buscan quebrantar su equilibrio, soltar apegos y cerrar
círculos que no han de dejarle nada provechoso para su crecimiento personal y
profesional.
Como sentimiento que es la mujer, sueña
con un amor real, correspondido, intenso, detallista y exclusivo, siempre
respetando los espacios individuales y disfrutando a plenitud del compartir en
pareja. Sueña en ese amor que es complemento de su existencia y sentir, no en
la media naranja, sino en la naranja sin fraccionar.
La mujer de hoy sueña con ser una
destacada profesional, proactiva y productiva, totalmente independiente, no
desea depender de alguien para saberse realizada y luego que esto lo ha
cumplido, si formar una familia con valores y principios bien definidos, con
pocos hijos para poder darle calidad de vida, verlos crecer y acompañarlos a
caminar hasta el momento que deban empezar a volar por sí solos.
Ese sueño de ser feliz se repite una y
mil veces, se ve inmersa en un arcoíris de oportunidades que la mantienen
alejada del mal y si es que éste llega a
tocarla tiene las herramientas necesarias para minimizar o eliminar lo que
pueda afectarla, no sólo a ella sino a sus mejores afectos.
Pero por sobre todas las cosas los
sueños de mujer son espejo de su felicidad, su paz y eso lo pone de manifiesto
en su sonrisa color esperanza, esa que ilumina sus días y es su mejor carta de
presentación.
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