Sentados en un café, asidos de las manos
deje que mi mirada te hablase
y mi sonrisa te fue seduciendo
hasta que por impulso nuestros rostros
se acercaron y en tenues caricias
los labios se buscaron, robándonos los suspiros.
No importa la gente ni las miradas escrutadoras
sólo importa el ahora, este momento mágico
donde el rubor tiñe la piel erizada
por la sensación que recorre nuestro torrente.
Discretamente tus dedos recorren mis líneas
sintiendo este temblor que despiertas
y me susurras “quiero navegar en tu esencia”
por lo que te abrazo, nos abrazamos
y en un beso intenso empezamos a danzar
en busca del mejor aposento,
para concretar nuestra pasión.
Mathmer 2012
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