Hace tiempo atrás deambulaba en tus entrañas
sin saber que semilla irías a fecundar
pero elegiste la mejor
esa que cuida junto a ti mi evolución.
Viste mis ojos por vez primera
y los tuyos se inundaron
de ese salitre que surge del alma
por la alegría de saberte padre.
Recorrimos lugares inimaginados
a través de juegos y caricias mil
disfrutaste de mi primer día de escuela
como si fuese propio.
Me enseñaste que en la vida
no todo es alegrías y miel
que debía probar sus sales y acres
para crecer fuerte y valeroso.
Quiero seguir de tu mano
siendo auténtico, no importando
que la ruta sea distinta a la tuya
recordando tu lema “Se lo que desees ser
con humildad, confianza y perseverancia
pero siempre para tu bien”.
Hoy doy gracias por tu existir
por haberme escojido como tu hijo
y poder decirte ¡Feliz Día Papá!
que sigas luciendo orgulloso
esa medalla de honor
que te ha otorgado la vida.
Mathmer 2012
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