Surgen recelos y
fantasmas,
la armonía está de
asueto,
albergándose el rencor en su conciencia.
Ya no hay amor, sólo la
acompaña el dolor,
la felicidad la evade,
perlas negras recorren
sus mejillas
lapidando el brillo de
sus ojos.
El alma abandona su
cuerpo
por los golpes propinados
por ese que en otrora
fuese su amor.
Cual lanzas penetrantes
las palabras hacen
mella en sus sentidos,
siente fenecer de tanto
sufrir, pero calla,
se hace cómplice de esa
violencia,
sin razonar ante el
maltrato.
Un chubasco es su
horizonte,
presa de los temores, sin
fuerza alguna,
lacerado el corazón, despojada
de su libertad,
con los sueños
destruidos.
Mujer, germinaste en un
orbe de indolencias
difícilmente tu hombre te entenderá,
su machismo no le
permite concebirte
más allá de madre,
esposa, ama de casa;
violentando tus
derechos.
Abre los ojos, no más
llorar,
rasga las cadenas de tu
cuerpo,
redime tus
pensamientos,
¡No estás sola!, da ese
primer paso,
acaba con ese infierno
que no es vida,
ten presente que con
violencia no hay paraíso.
Mathmer 2015