Amanecer en el Golfo de Paria. Edo. Sucre-Venezuela
Por
qué llorar si es más fácil reír.
por
qué sufrir si ser feliz depende sólo de ti.
por
qué negarnos a la vida si está allí.
Por
qué agredir si es más fácil amar.
Por
qué empuñar las manos,
si
con ellas se dan las mejores caricias.
Por
qué negar una sonrisa,
si
el solo hecho de darla estimula a quien la recibe,
dándole
color y alegría a tu ser.
Por
qué tantos rodeos para decir un te quiero,
si
sólo son dos términos
con
una connotación especial.
Por
qué cambiar las palabras sutiles
por
agresiones que a la final corroen el alma.
Por
qué pretender tapar el sol,
si
su energía traspasa esa barrera
que
pretendes colocar.
Por
qué extrañar a quien se quiere
si
su compañía ausente siempre estará.
Son
tantos los por qué, que nublan al ser
y
pocos los arcoíris que surcan el cielo,
pero
allí está el horizonte, ese,
ese
que brinda el nuevo amanecer,
colmado
de esperanzas y sueños.
Mathmer
2015
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