Remembranzas de tiempos compartidos,
de alegrías y tristezas, de ese disfrutar
que aún en tu ausencia siento.
Al encontrarnos en el vagón de la vida
supimos que teníamos muchas afinidades,
continuamos andando y en cada estación
nos conocíamos mejor,
viviendo momentos maravillosos,
y otros no tanto,
enjugando lágrimas y compartiendo penas,
alentándonos en los días difíciles.
Respetando nuestros espacios,
apoyándonos en el logro de los sueños,
entendiendo que la alegría de una
era la felicidad de la otra.
Cuando el horizonte se nos tornaba agrío,
la dulzura de ese afecto incondicional
lo iluminaba todo,
divina amistad que sigue allí,
partiste a prepararme el camino,
siempre tú, la más fuerte de las dos,
la que daba lo que fuese
por evitar la tristeza en mi rostro.
Hoy no te lloro,
te siento a mi lado, serena, risueña,
segura que nuestra amistad es eterna,
así como las aves que por más alto
que eleven su vuelo
no podrán posarse en una nube.
Mathmer 2015
En homenaje a mi amiga Magdalena
a los cuatro meses de su partida.
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